Rompiendo el maleficio

El reto de Lidia

Acepté la oferta. Había hecho de muchas personas diferentes, este nuevo papel no sería complicado.

A las dos semanas me secuestraron, me llevaron hasta una zona desértica, allí había una oficina y entramos, la habitación tenía una ventana. El jefe me torturó queriéndome sacar la información sobre el yacimiento de malaquita. El reloj iba pasando, resistí y a las 16 un ciervo apareció enfrente de la ventana, les dije que él sabía todo.

Ellos le vieron.

Desperté y él me dijo:

—¡Ya puedes ser tu mismo!, ellos ahora son mis esclavos.

3 Comments

  1. Muy acertado, David.
    El relato me ha gustado muchísimo por la forma de plantear la situación.
    Pero el final… el final es sorprendente y resulta genial.
    Gracias por escribirlo.
    Un saludo.

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