El dirigente modelo

Son las siete y media de la mañana; hay un gran caos circulatorio por la ciudad y todos van a sus trabajos. Uno de tantos, entra en el edificio con su chaqueta negra, corbata, camisa azulada y de aspecto impecable; tiene un maletín negro de cuero en su mano izquierda y su semblante es algo serio. Entra saludando al conserje y se dirige a su despacho cruzándose con otros trajes que le saludan con reverencia. Su oficina no es muy amplia, con una mesa de escritorio llena de papeles, unas sillas muy elegantes enfrente, a un lado las banderas y detrás el cuadro del rey. Está enfrascado con los diferentes documentos, concretando reuniones cuando le viene el recuerdo de la fiesta que celebraron hace pocas semanas, el dulce sabor de la victoria y la gran labor realizada durante toda la campaña. Ahora hay mucho trabajo y piensa: “contactaré con este dirigente o la propuesta de ayer por parte del portavoz de tal grupo puede ser una buena idea para afrontar el cambio energético”. Todo el día de trajín sin parar: reuniones, preparar el pleno del miércoles, audiencias con los representantes de diferentes asociaciones, etc. A pesar de tanto trabajo, se siente contento porque está en lo que quiere y por las noches tiene una frase en su cabecera que la recita siempre para no olvidarse de lo más importante: “Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuese dada de arriba”

Es miércoles, hay pleno y están todos los partidos. Cada uno dice lo que haría o los defectos que ve si la ley se crea de esta manera. Todos respetan las opiniones aunque no las compartan y buscan el consenso para que los pilares de lo que están empezando a construir sean firmes y estén cimentados de manera que ninguna tormenta que venga sobre el país pueda derrumbarlos. Hoy están ellos,un día estarán otros y nadie se acordará de estas personas pero lo que están construyendo permanecerá en la memoria de todos. Así quiere ser su recuerdo aunque no siempre consiguen los objetivos que tienen.

Se convencieron que formar parte del problema no sirve de nada; que la desacreditación demuestra la debilidad y la ignorancia. Todos tienen grabado esta frase: “El que está en pie, se guarde de no caer” y ante un compañero que es llevado a juicio por cualquier abuso de su cometido, reflexionan sobre su proceder no sea que el siguiente sea uno de ellos.

Nadie está a salvo en esta jungla y cuesta mucho mantener la cordura buscando el bien común. Son torpes, discuten y se equivocan muchas veces en lo que hacen pero el ambiente que se respira está limpio; además todos les están mirando y su ejemplo hace mucho para los de fuera como para los de dentro, tanto los que les han elegido como los que no.
Cada día cuesta sobrevivir ante los peces gordos, el desgaste del poder y el dinero. El camino es duro pero tienen vocación de servicio y su mente está abierta porque no sirve de nada llevar razón atascandose en el problema o retrocediendo. Les cuesta dormir cuando ven que no han podido hacer nada por todos los que tienen a su cargo y esperan levantarse al día siguiente con la fuerza, el coraje y la determinación de solventar los problemas, cimentar nuevas estructuras, cazar a los monopolistas aunque acaben sin prestigio. La obra que pretender hacer es lo que les dará el prestigio, no el puesto que ocupan ni el cargo que tienen.

El resto de la historia es para vosotros; los que queréis cambiar, empezad por vuestra actitud, vuestros pensamientos para ser ejemplo y que la moda del diálogo, la escucha, el esfuerzo, el cumplimiento de las promesas y la voluntad de acuerdo vuelvan a ser el lema que nos guíe y haga que nuestro país sea el gran referente. ¡Sed valientes! ¡Id a la guerra diaria con valor, dejándoos la piel en cada lucha por el pueblo!