En la prórroga sucedió mientras bailaba los últimos compases del año, sonaron las teclas olvidadas despertando lo que estaba cubierto y en la UCI.
El estallido despertó los trozos hibernados llenando esa vacuidad. Marchó precipitada la auto extrañeza, soltando las manos con las que bailaba durante tantos meses.
Los candados traseros cayeron de golpe, el espejo cambió el reflejo y volvió.
El nuevo año dictará sentencia, si es real o un sueño mientras disfruta con algo de lo que perdió siendo la llave del todo que falta encajar. Sin ser claras, las cuentas cuentan en positivo y el nuevo resulta encontrar a la sorpresa ocupando todo el espacio.
Huyen las palabras ante el estruendo, enmudecen los sentimientos por la fusión.
Un nuevo paisaje amanece, no hace falta ningún propósito cuando lo urgente fue respondido. Las manos llenas se miran extrañadas viendo lo que desean, regresan los colores a su lugar.
Nunca la rendición fue una victoria; el dejar de buscar, un hallazgo y el tesoro revelado en el inesperado momento.
Hay 366 días para comprobar, seguir encontrando con renovada fuerza, abrazar al ido en la gran vuelta…