El reto de Lidia de Julio.
Ya quedan pocas cosas bellas
en este mar cada vez más dormido.
Me sumerjo para contemplarlas a ellas:
los restos de nuestros barcos hundidos.
Los juncos carecen de brillo,
rebuznan una amarga melodía
que recuerda lo que he sido;
aunque fue pasto del olvido ese día.
El pobre sapo afónico
espera algo no definido
y mi esperanza es el tónico
que me impulsa en este frío.
La calcedonia me sostiene
ante el recuerdo de los idos,
ella me ayuda para lo que viene:
el despertar de los que estamos vivos.
Hola, David. Me ha encantado. Remueve internamente y me gusta especialmente el verso del final: el despertar de los vivos. Espero que se dé ese despertar de consciencia en la humanidad, porque lo necesitamos. Muchas gracias por tu aportación al desafío de este mes. Te mando un abrazo.
Muy bien gestionado el reto David, me encantó. Un abrazo y feliz fin de semana
Tu poema es un viaje interior: un descenso al fondo, al pasado, a la melancolía… pero también una lenta subida hacia la superficie, hacia un renacer.
Hermoso, delicado y profundamente humano.
Los efectos de lo que no se evitó en su día y una pequeña esperanza que, por mínima que sea, nos hace creer en un futuro mejor.
Muy buen trabajo, David.
Gracias por escribirlo para que podamos disfrutarlo.
Un abrazo.
Daniel A.M.
Muchas gracias Daniel por tu comentario.
Gracias a ti.
Un abrazo.
Daniel A.M.