Cinco lápices para escribir el vacío,
sentidos en evasión
desde la enésima dosis
de aquel líquido.
Primera copa de vértigo
acariciando la mano rugosa,
vacío a las cuatro de la tarde.
Segundo trago de arena:
el hoyo del derrumbe.
Caricias del suelo.
Tercera daga apurada,
llueven dardos en septiembre
donde crecen plantas saladas.
Cuarto sorbo de vino,
cuando disparan las uvas
y las sombras asfixian.
Un quinto de libertad.
“¡Es demasiado pronto para partir!”
Dice el dueño del reloj.
Me gusta, David. Como siempre tu genialidad escribiendo poesía se hace visible en tu propuesta para el reto. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Un abrazo grande.