Vuelven a surgir vallas, obstáculos y muros que quieren aislarnos y dejarnos en el olvido. Llueve sobre mojado, caen más gotas de exclusión ante la indiferencia de los medios. Una lucha constante en la que estoy sumergido; el mes pasado en la media maratón ahora en la 10k y la siguiente batalla cuando será…
Promesas de mejora en papel mojado para echarlas a la basura. Cuando todo parecía genial llega la incomprensión, desconocimiento y la soledad del vencedor.
¿Tan difícil es cumplir lo escrito en el reglamento y hacer las cosas bien, hablar con los implicados para mejorar y ante cualquier dificultad no borrar de un plumazo la categoría ni excluir a muchos de los inscritos? ¿Cuesta tanto la igualdad de trato?
Frente a esta realidad no estoy solo, mis amigos saben de estos muros porque a ellos también les quisieron poner y los han derribado trabajando todos los días, creando nuevas realidades donde no las había. Las batallas internas son las más duras de afrontar y nos ponen muchas trabas en nuestro sendero pero seguiremos combatiendo en esta Spartan Race.
Cada vez somos más hermanos en esta gran familia y espero que un día todas las ramas del árbol se abracen, unan y sumen esfuerzos conjuntamente. Algunas instituciones están colaborando más que otras y poco a poco la sociedad va despertando de su letargo pero siempre hay nuevas vallas que saltar, muros por destruir, obstáculos que superar hasta el día que se consiga la plena inclusión y no exista ningún tipo de discriminación.
Todos nosotros somos diferentes, especiales, luchadores contra el estigma, la incomprensión y la indiferencia de la sociedad, la misma que día a día va levantando barreras por el motivo que sea y quiere que seamos invisibles.